Un cura alegre y simpático que fascinaba a los muchachos con su trato accesible y amable. Un hombre que seducía a la juventud con su lema para santificarlos: “Estar siempre alegres y no ofender a Dios”.
Confesor de atracción extraordinaria, pues leía en las conciencias.
Padre bondadoso y acogedor para niños pobres y abandonados.
Educador acertado por su eficiente sistema preventivo.
Sacerdote conquistador de almas por su piedad profunda.
Impulsor extraordinario de las devociones a Jesús Sacramentado y a
María Auxiliadora.
Organizador de la cooperación laica al nivel mundial.
Fundador de varias congregaciones religiosas.
Propulsor de misiones.
Creador de las Escuelas Profesionales e iniciador de los Oratorios Festivos.
Fundador de imprentas y editoriales, escritor y autor de más de 150 obras literarias
Propagandista de literaturas católicas y de la buena prensa.